Un terremoto es el movimiento brusco de la Tierra (con mayúsculas,
ya que nos referimos al planeta), causado por la brusca liberación de energía
acumulada durante un largo tiempo. La corteza de la Tierra está conformada por
una docena de placas de aproximadamente 70 km de grosor, cada una con
diferentes características físicas y químicas. Estas placas
("tectónicas") se están acomodando en un proceso que lleva millones
de años y han ido dando la forma que hoy conocemos a la superficie de nuestro
planeta, originando los continentes y los relieves geográficos en un proceso
que está lejos de completarse. Habitualmente estos movimientos son lentos e
imperceptibles, pero en algunos casos estas placas chocan entre sí como
gigantescos témpanos de tierra sobre un océano de magma presente en las
profundidades de la Tierra, impidiendo su desplazamiento. Entonces una placa
comienza a desplazarse sobre o bajo la otra originando lentos cambios en la
topografía. Pero si el desplazamiento es dificultado comienza a acumularse una
energía de tensión que en algún momento se liberará y una de las placas se
moverá bruscamente contra la otra rompiéndola y liberándose entonces una
cantidad variable de energía que origina el Terremoto.
Las zonas en que las placas ejercen esta fuerza entre ellas se
denominan fallas y son, desde luego, los puntos en que con más probabilidad se
originen fenómenos sísmicos. Sólo el 10% de los
terremotos ocurren alejados de los límites de estas placas.
terremotos ocurren alejados de los límites de estas placas.